El sistema inmune es uno de los más complejos y fascinantes del cuerpo humano. Está compuesto por órganos y conductos linfáticos, células blancas, células especializadas que residen en diversos tejidos y factores especializados del suero.
Generalmente se considera que la mala alimentación es la causa más frecuente de inmunodeficiencia en el mundo por desnutrición, deficiencias de nutrientes y/o sobre-alimentación.
Factores generales en la dieta
Vitaminas, Minerales y Proteínas: su consumo adecuado es importante para una función inmune apropiada.
La ingestión de azúcar (al igual que el alcohol) en forma de glucosa, fructosa o miel reduce significativamente la capacidad de los neutrófilos para engullir y destruir las bacterias y deprime la actividad linfocitaria. Además existe una competencia entre el azúcar y la vitamina C porque ambas necesitan insulina para el transporte a través de la membrana dentro de muchos tejidos.
Los lípidos como niveles altos de colesterol y de triglicéridos inhiben diversas funciones inmunes. La L-carnitina y factores lipotrópicos neutralizan esta inmunosupresión por su función de arrastrar y eliminar las grasas de la sangre.
Aliados del sistema inmune
- - El déficit de piridoxina B6 produce una disminución de linfocitos T y B y de anticuerpos.
- - El déficit de ácido pantoténico B5 causa inhibición de los anticuerpos y de las inmunoglobulinas.
- - El déficit de folatos afecta la producción de leucocitos y linfocitos.
- - La riboflavina B2 y la cobalamina B12 son necesarias por su función inmunorreguladora.
Fuentes: levadura nutricional, cereales integrales, legumbres, verduras, frutas, algas…
La vitamina C, en dosis óptima según la enfermedad, influye en la producción de IgM (inmunoglobulinas), anticuerpo de primera línea frente a las bacterias. Aumenta la producción de interferón contra los virus y cánceres, y de neutrófilos favoreciendo la fagocitosis. Fuentes: perejil, col rizada, brócoli, berros, vegetales rojos como el pimiento, acerola, frutas cítricas, kiwi, fresas…
La vitamina A y beta-caroteno evita el efecto inmunosupresor de los corticoides y del estrés quirúrgico. Fuentes: cereales integrales, frutas y verduras de color verde y anaranjado como el boniato, calabaza, zanahoria, brócoli, espinacas…
El papel del timo es crucial en la inmunidad, puesto que produce los linfocitosT. Su mejor nutriente es el zinc previniendo la aparición del resfriado. Fuentes: jengibre, cereales integrales, legumbres, frutos secos, levadura de cerveza, pipas de calabaza, té verde…
El cobre como oligoelemento, actúa como antivírico, antiinflamatorio y tiene sinergia con la vitamina C. Fuentes: frutos secos, algas, cereales integrales, legumbres…
El selenio es necesario para eliminar infecciones crónicas, cáncer y cualquier enfermedad degenerativa. Fuentes: nueces de Brasil, germen de trigo, vinagre de sidra, avena, ajo, setas…
Las bifidobacterias fortalecen también la inmunidad, las encontramos en productos fermentados: pickles, chucrut, kimchi, salsa de soja, miso y tempeh, y en suplementos.
Como Fitonutrientes, contamos con plantas tales como: la equinácea, el regaliz, el propóleo, el astrágalus, el tomillo, el lapacho, la uña de gato, el aloe vera, la cúrcuma, el extracto de semilla de pomelo, el ajo, los hongos reishi, shitake y maitake, entre otros…A personalizar.
Un sistema inmune saludable
Se consigue al adoptar un estilo de vida saludable a través de una higiene alimentaria nutricional (intestinal y hepática), la práctica de ejercicio físico, controlar los niveles de estrés, descansar, respirar correctamente y dormir las horas adecuadas con un sueño de calidad.
*La suplementación debe ser prescrita y supervisada por un profesional de la salud.
Autora: Mareva Gillioz, Dietista y Coach nutricional, especializada en Naturopatia.